Centro de Refugiados en Parayas, del orgullo a la triste decepción

Artículo de opinión de Rebeca Marqué Oceja, portavoz de la sección sindical de UGT en el Gobierno de Cantabria

Fecha: 09 Ago 2023

Centro Parayas

Muchos cántabros y cántabras sintieron orgullo y con mayúsculas cuando a principios de este año el anterior Gobierno de Cantabria y el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones suscribieron un convenio para convertir el antiguo edificio hospitalario de Parayas en un centro de refugiados.

En apenas unos días se ha pasado de ese orgullo con mayúsculas por pertenecer a una comunidad autónoma que atendía principios de solidaridad internacional a una triste decepción más bien devastadora, tras rechazarse con argumentos más que discutibles un proyecto que suponía la inversión de 30 millones de euros y la creación de unos 150 puestos de trabajo entre empleos directos e indirectos.

Ahora el Ayuntamiento de Camargo ha decidido tirar por la borda esta inversión, como si nos sobraran, y el Gobierno regional lo respalda por motivaciones que sería interesante conocer.

De todos modos, sí es imprescindible que se conozca las consecuencias de esta decisión política, que no está muy claro que esté entre las principales preocupaciones de la ciudadanía, teniendo en cuenta otros problemas más acuciantes como son la vivienda, el precio de la vida con una cesta de la compra que sigue desbocada o la eventualidad del empleo.

La verdad es que tanto consistorio camargués como Gobierno de Cantabria han cambiado un proyecto por nada y para que no se les acuse de algo o de todo lo que se viene a la mente, utilizan la falta de plazas residenciales en estas zonas de Cantabria como excusa por mucho que la carencia de plazas sí sea una verdad irrefutable.

Es más, resulta más que desconcertante que uno de los partidos políticos que formaba parte del anterior Gobierno de Cantabria votara en contra de seguir adelante con el proyecto del centro de refugiados en el pleno del Ayuntamiento de Camargo o que ahora el actual Ejecutivo autonómico pida al Ministerio que cambie el destino del dinero pero que lo traiga. 

Se ve que no conocen o no quieren conocer o más bien reconocer cómo funcionan los fondos europeos de donde iban a salir esos 30 millones y ese más de un centenar de empleos. Se raya ya la desfachatez y aquí hay que decir bien claro que no vale todo.

El Ministerio que suscribió el proyecto del centro de refugiados no tiene competencia alguna en la dependencia que sirve de excusa al actual Gobierno de Cantabria porque es una competencia autonómica y está muy bien eso de pedir dinero pero se  supone que tendrá que hacerse como cooperación y con un proyecto estudiado y por escrito.

Confundir las competencias de los Ministerios para justificar que hemos dejado perder 30 millones de euros de inversión en una zona en desuso y completamente degradada no va a colar.

Muy atrás deben quedar esos días en que este Gobierno de Cantabria cuando estaba en la oposición acusaba a los anteriores de gastar los fondos europeos en nóminas de los empleados del Gobierno.

Varias sesiones del parlamento, noticias en prensa y comparecencias se dedicaron a este tema, mientras se aclaraba que el dinero de los fondos europeos de recuperación eran finalistas y para el proyecto que se había acordado y sólo para eso. Ahora se le dice a un Ministerio, sin competencia alguna en Dependencia, que haga birlibirloque y traiga el dinerito.

Se siente rabia tras perder esta inversión, pero este Gobierno regional dice que si no lo dedica el Gobierno central a Dependencia lo harán ellos. La pregunta es ¿con qué dinero?

Se supone que estarán ya trabajando en este capítulo en el anteproyecto de los Presupuestos Generales de Cantabria para el año 2024; se supone que algo habrá ya, aunque ya se sabe que el dinero no cae por arte de magia y que, si además se quiere bajar los impuestos (promesa electoral en firme), habrá que cuadrar las cuentas para atender lo básico como inversiones en sanidad, educación o derechos sociales.

Es de temer que si no se realiza el centro de refugiados se llegará al final de legislatura con un edificio vacío, en una zona aún más deteriorada. Ojalá que no sea así y se realicé una inversión pública para un fin público.

La legislatura de 2011 comenzó cerrándose una residencia pública (La Pereda) y la de 2023 comienza cerrándose lo que ni siquiera se ha llegado a abrir.

Información o enlaces relacionados:

https://www.eldiariomontanes.es/opinion/rebeca-marque-oceja-centro-refugiados-parayas-orgullo-decepcion-20230809070831-nt.html